Viticultura orgánica y vinos orgánicos
Según la definición que nos entrega la escritora y periodista especializada Mariana Martínez, la viticultura orgánica es: “Un sistema de cultivo derivado de la agricultura orgánica, el cuál evita la aplicación en el suelo de compuestos químicos sintéticos para aumentar su fertilidad o eliminar hierbas. También, evita la aplicación de compuestos químicos sintéticos a la vid para combatir pagas y enfermedades fungosas. De allí el uso de compost como fertilizante e insectos o animales depredadores capaces de acabar con las plagas. Además, alienta la biodiversidad de cultivos por lo que dentro de sus prácticas siembra mezclas de cereales y pastos, las cuáles a su vez también tienen propiedades pesticidas. El uso de sulfuroso y cobre están permitidos como pesticidas. Las uvas producto de una viticultura orgánica pueden ser certificadas como uvas orgánicas, no por ello sus vinos también serán orgánicos”. (En Martínez, Mariana: El Vino de la A a la Z. Editorial Planeta Vino. Santiago de Chile, 2005. P. 302.)
En este mismo sentido, se define vino orgánico como: “Vino que ha sido elaborado a partir de uvas orgánicas (cultivadas bajo la viticultura orgánica) y siguiendo las normas y método de la vinificación orgánica. Dentro de sus exigencias prohíbe el uso de productos químicos y permite solo mínimas cantidades de sulfuroso como antioxidante. Es por ello que la mayoría de los vinos identificados como orgánicos que existen en actualmente en el mercado, han sido elaborados con uvas certificadas como orgánicas, no con vinificación orgánica, lo que sin duda es ya un adelanto importante en beneficio de la protección del medio ambiente.”
Respecto del proceso de los vinos orgánicos, la agrónoma Valeria Settepani (argentina) ha apuntado: “Explicar qué es un vino orgánico, implica hacer una diferenciación entre los dos procesos. El primero, el más importante y también el más difícil de concretar, es el cultivo del viñedo, durante el cual, herbicidas, pesticidas y fertilizantes sintéticos están absolutamente prohibidos. Eso significa, recurrir a trabajos mecánicos y manuales del suelo, el uso de coberturas vegetales, la fertilización con aportes de estiércol o compost y la prevención de enfermedades por el uso de productos permitidos.” (En http://www.losandes.com.ar Publicación virtual especializada).
Según la definición que nos entrega la escritora y periodista especializada Mariana Martínez, la viticultura orgánica es: “Un sistema de cultivo derivado de la agricultura orgánica, el cuál evita la aplicación en el suelo de compuestos químicos sintéticos para aumentar su fertilidad o eliminar hierbas. También, evita la aplicación de compuestos químicos sintéticos a la vid para combatir pagas y enfermedades fungosas. De allí el uso de compost como fertilizante e insectos o animales depredadores capaces de acabar con las plagas. Además, alienta la biodiversidad de cultivos por lo que dentro de sus prácticas siembra mezclas de cereales y pastos, las cuáles a su vez también tienen propiedades pesticidas. El uso de sulfuroso y cobre están permitidos como pesticidas. Las uvas producto de una viticultura orgánica pueden ser certificadas como uvas orgánicas, no por ello sus vinos también serán orgánicos”. (En Martínez, Mariana: El Vino de la A a la Z. Editorial Planeta Vino. Santiago de Chile, 2005. P. 302.)
En este mismo sentido, se define vino orgánico como: “Vino que ha sido elaborado a partir de uvas orgánicas (cultivadas bajo la viticultura orgánica) y siguiendo las normas y método de la vinificación orgánica. Dentro de sus exigencias prohíbe el uso de productos químicos y permite solo mínimas cantidades de sulfuroso como antioxidante. Es por ello que la mayoría de los vinos identificados como orgánicos que existen en actualmente en el mercado, han sido elaborados con uvas certificadas como orgánicas, no con vinificación orgánica, lo que sin duda es ya un adelanto importante en beneficio de la protección del medio ambiente.”
Respecto del proceso de los vinos orgánicos, la agrónoma Valeria Settepani (argentina) ha apuntado: “Explicar qué es un vino orgánico, implica hacer una diferenciación entre los dos procesos. El primero, el más importante y también el más difícil de concretar, es el cultivo del viñedo, durante el cual, herbicidas, pesticidas y fertilizantes sintéticos están absolutamente prohibidos. Eso significa, recurrir a trabajos mecánicos y manuales del suelo, el uso de coberturas vegetales, la fertilización con aportes de estiércol o compost y la prevención de enfermedades por el uso de productos permitidos.” (En http://www.losandes.com.ar Publicación virtual especializada).
En términos de la elaboración del vino, todas las publicaciones especializadas apuntan a la dificultad para distinguir entre una vinificación orgánica y una de tipo tradicional. En efecto, la calidad del sabor de un vino orgánico y uno convencional resultan ser similar; la diferencia fundamental estriba en que el proceso productivo es más limpio y tiende a la preservación del medio ambiente. Un proceso que alude a elementos fuera del ámbito netamente económico e inclusive puede ordenar a éste en un según plano. Ocurre pues, que cuando hablamos de este tipo de cultivos nos enfrentamos a una posición en pro de la calidad de vida y no simplemente a una variación en la diversidad de la oferta de productos de una viña. El argumento que subyace bajo esta iniciativa es una opción por una filosofía de vida distinta en un contexto económico diferente. Invertir parte importante de los valores a los que estamos habituados en el mundo de la agro-industria para desarrollar una actividad económica que sea, por una parte, amigable con el medio ambiente y por otra, efectivamente sustentable en el tiempo.
En materia legal, tanto la producción de uvas orgánicas como la elaboración del vino de estas características han de ser certificadas por organismos privados acreditados en cada país, que actúan de manera imparcial en la certificación de trazabilidad y carácter orgánico de los procesos y resultados.
En definitiva, tanto la viticultura orgánica como los vinos orgánicos son un compromiso humano con la protección del medio ambiente y la naturaleza, además del mejoramiento de la salud de los consumidores y en definitiva una opción tendiente a una mejor calidad de vida.
Cultivo y vinos biodinámicos
Comprendidos al interior de los denominados vinos ecológicos, son el resultado de la vitivinicultura biodinámica. Este método prohíbe la utilización de todo tipo de compuestos químicos alopáticos en el proceso y se caracteriza por la consecución de frutos de mayor intensidad en el sabor.
Los principios de la agricultura biodinámica son una herencia del pensamiento antroposófico , cuyas bases fueron sentadas por el filósofo alemán Rudolf Steiner (1861 - 1925) en el transcurso de la segunda mitad del siglo XIX y que en el plano de la agricultura hizo importantes aportes para lograr el conocimiento y control de los ciclos biológicos de cada cultivo. Esto permite un empleo eficiente de los recursos de cada agro-ecosistema local y de los nutrientes disponibles. Se implementa un sistema de fertilización orgánico-biodinámico en el cual se utiliza materia orgánica, abono orgánico, estiércol, fertilizantes "verdes" y preparados biodinámicos que no sólo proporcionan elementos nutricionales sino también fuerza para obtener una producción de mejor calidad y protección contra las plagas y enfermedades.
Estas técnicas aplicadas a la vitivinicultura dan como resultado las uvas utilizadas como materia prima para realizar los vinos biodinámicos, síntesis entre la tierra, los ciclos biológicos y las vides.
Al igual que la viticultura orgánica y los vinos orgánicos, los cultivos y vinos biodinámicos comparten el objetivo de lograr un compromiso el medio ambiente, el mejoramiento de la salud y el equilibrio entre las energías espirituales del Orbe.
En materia legal, tanto la producción de uvas orgánicas como la elaboración del vino de estas características han de ser certificadas por organismos privados acreditados en cada país, que actúan de manera imparcial en la certificación de trazabilidad y carácter orgánico de los procesos y resultados.
En definitiva, tanto la viticultura orgánica como los vinos orgánicos son un compromiso humano con la protección del medio ambiente y la naturaleza, además del mejoramiento de la salud de los consumidores y en definitiva una opción tendiente a una mejor calidad de vida.
Cultivo y vinos biodinámicos
Comprendidos al interior de los denominados vinos ecológicos, son el resultado de la vitivinicultura biodinámica. Este método prohíbe la utilización de todo tipo de compuestos químicos alopáticos en el proceso y se caracteriza por la consecución de frutos de mayor intensidad en el sabor.
Los principios de la agricultura biodinámica son una herencia del pensamiento antroposófico , cuyas bases fueron sentadas por el filósofo alemán Rudolf Steiner (1861 - 1925) en el transcurso de la segunda mitad del siglo XIX y que en el plano de la agricultura hizo importantes aportes para lograr el conocimiento y control de los ciclos biológicos de cada cultivo. Esto permite un empleo eficiente de los recursos de cada agro-ecosistema local y de los nutrientes disponibles. Se implementa un sistema de fertilización orgánico-biodinámico en el cual se utiliza materia orgánica, abono orgánico, estiércol, fertilizantes "verdes" y preparados biodinámicos que no sólo proporcionan elementos nutricionales sino también fuerza para obtener una producción de mejor calidad y protección contra las plagas y enfermedades.
Estas técnicas aplicadas a la vitivinicultura dan como resultado las uvas utilizadas como materia prima para realizar los vinos biodinámicos, síntesis entre la tierra, los ciclos biológicos y las vides.
Al igual que la viticultura orgánica y los vinos orgánicos, los cultivos y vinos biodinámicos comparten el objetivo de lograr un compromiso el medio ambiente, el mejoramiento de la salud y el equilibrio entre las energías espirituales del Orbe.
Santiago, 2007.
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